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La intimidad de una pasión que nace - Clarín Espectaculos (15-02-15) Lali Espósito y Mariano Martínez



La intimidad de una pasión que nace

Televisión.Clarín compartió la grabación del primer encuentro entre el sacerdote y la falsa novicia que componen Mariano Martínez y Lali Espósito en "Esperanza mía", la próxima tira de El Trece.





Los primeros encuentros son decisivos para las historias de amor. Desconocidos que, por obra del destino, dejan de serlo. Ese mismo destino que nunca los separará.

El martes por la noche, en la Terminal de ómnibus Ciudad del Talar, en Pacheco (provincia de Buenos Aires), Clarín pudo echar un vistazo a la primera grabación conjunta de Lali Espósito, que encarnará a Esperanza, una novicia falsa, y Mariano Martínez, que será Tomás, un cura poco tradicional. Juntos, vivirán una historia un tanto prohibida en Esperanza mía, la tira que empezó a grabar Pol-ka y se transmitirá a partir de abril por El Trece.

En la terminal, parecida a una estación de pueblo, en donde las plataformas van de la 1 a la 21, de todas llegan y salen micros, a excepción de las plataformas 9, 10 y 11, que están convertidas en un verdadero set para este encuentro: conos y cintas que delimitan la zona, una cámara con trípode “jirafa” que ocupa casi todo el espacio, equipos, y un bus que anuncia “destino a Buenos Aires”, que nunca partirá. Lo que pasa dentro del “Vía Serrana” no lo sabremos hasta que arranque la emisión de la tira, pero allí los protagonistas se conocerán, él sin su hábito, y ella con otra identidad.

Para sorpresa de los que fueron a tomar su micro con anticipación, la espera se convierte en algo inolvidable: cabezas gachas que miran celulares, abandonan esa actitud solitaria para alzarse con sus teléfonos, y así robar alguna imagen de este encuentro. Un Mariano Martínez flaquito y fibroso, con pelo recién cortado, se concentra en recibir indicaciones del director. Vistiendo un clergyman con el collarín blanco, una funda de guitarra y bolso al hombro, conocemos a Tomás, un sacerdote bastante canchero... y pintón, claro.

El set está iluminado por la propia luz de la terminal, a la que se suman los flashes de público siempre sorprendido, que rota a medida que salen y llegan los micros. “Grabando, ¡acción!”, gritan, y varios extras con valijas y bolsos circulan por la estación, simulando ir hacia algún lado, mientras Tomás pasa entre ellos, como buscando algo, o mejor dicho, a alguien. “Va otra vez”, pide Mariano, cuando en la repetición llega Lali, que se anuncia junto al micro 21.25 a Bellavista. Luciendo un vestidito y botas negras, nuestra protagonista llega con la cabellera vuelta a su morocho original, bronceada y mascando chicle. Se pone un buzo negro y una mochila al hombro y eso es todo lo que necesita para lograr su imagen de viajante. Mariano y Lali repasan con palabras como será este avistaje espontáneo. Ella se retoca el maquillaje, sin dejar nunca de hablar ni de moverse. Joven, pero con bastante novela encima, baila, saluda a los técnicos y guiña un ojo al público. Los técnicos no pierden un minuto, muy afilados arreglan todo, a la mirada de gente que nunca vio nada igual. “¿Lali, querés algo?”, se escucha que le pregunta alguien. “Un whisky por favor, o una caipi”, bromea ella con todo su histrionismo. “Vamos a grabar”, gritan, y al momento de la acción, los extras parecen mezclarse con la gente real que espera en la estación.

El clima se logra: una estación llena de personas alborotadas, que van de acá para allá. Y en en medio él, y en el medio ella. Él, que con su equipaje camina hacia adelante, ella, que con su mochilita lo encuentra con la mirada entre la multitud y queda atontada, viendo como él se pierde entre el amontonamiento.“¡Corte!”.

Mientras esperan otra toma, Lali y Mariano charlan sobre la profundidad y largo de un escenario, que probablemente los tenga en las vacaciones de invierno haciendo funciones (con los numerosos musicales de que habrá en la novela). La escena se repite más de diez veces, entre llegada y partida de ómnibus hacia innumerables destinos. Esperanza, siempre acaba de bajar de ese mismo micro, con la misma multitud movediza, con Tomás que se aleja y se pierde entre la gente, todas las veces. Y ella, que lo sigue con la mirada confundida.

El tiempo pasa en micros: 21.30 a Villa Gesell, 21.45 a Miramar, 22 a Capilla del Monte. En cada “¡Corte!” Mariano y Lali se encuentran en el mismo lugar y, como en cada toma, sus charlas de trabajo se vuelven muchas versiones de una misma cosa. En una hablan de la trama de la novela, en otro de las hijas de él, y así, es como presenciar universos paralelos, o un buen ejercicio de improvisación.

Cuando finalmente termina, los técnicos desarman todo de manera express, y el público ocasional presente en la última toma, aprovecha para sacarse selfies con Lali, hasta que se tiene que ir, a prepararse para la siguiente escena, que irá antes, cronológicamente, de esta que acabamos de presenciar.

En esta breve pausa, Mariano se encuentra con sus hijos, Olivia y Milo, y la mayor aprovecha para comerse un pancho con papitas. Hermoso de presenciar, el encuentro padre-hijos se ve interrumpido por una horda de mujeres que se acerca para sacarse una foto con el galán. El les da el gusto un rato, hasta que, entrenado, logra escabullirse para preparar la próxima escena.

Listos para lo que sigue, Lali recuerda sus inicios en Pol-ka “yo estoy desde Gasoleros”, bromea la joven. Los extras bajan sus valijas del micro y las desfilan a lo largo del bus, simulando un arribo. Con la letra ya sabida, no hay repasos ni guiones a la vista. Hablan con el director, Sebastián Pivotto (el de piso es Lucas Gil), mientras Lali le muestra a Mariano desde un celular, el tema musical de apertura que tendrá Esperanza mía, cantado por la misma Lali. “¿Querías un estribillo pegadizo?, tomá”, exclama ella.

Se anuncia el de las 22.20 a Rosario, y es hora de la acción. Esperanza baja del micro estacionado con tan solo su mochila, y mira perdida, mientras Tomás, luego de ayudar a bajar las valijas del resto de los pasajeros, agarra sus cosas y va a su encuentro. Hablan un rato, ella se da cuenta de que él es un sacerdote y se va. Ella lo sigue con la mirada, y “¡Corte!”. Al saber que esta escena va antes que la anterior, todo tiene sentido. Esperan a que se anuncie 22.30 a Córdoba para hacer una nueva toma y “¡Corte!”. 22.40 a Villa Carlos Paz, y va otra.

Cinco tomas más tarde, la terminal de El Talar se vacía. Una pareja que está ahí mira la grabación abrazada, y uno puede imaginarlos en su casa frente al televisor, siguiendo la historia con ese mismo apego. Anuncian el de las 23.10 a Mar del Tuyú, y ya es hora de hacer la pausa para ir a cenar. Los técnicos enrollan rápido, y los protagonistas van a cambiarse seguidos por fans en busca de la foto. En un segundo todos desaparecen.Unos niños que esperan su micro preguntan a sus padres si pueden quedarse a ver como sigue la grabación. Pero ya, para todos, es hora de irse.


Los protagonistas: con mucha novela encima 

Es la primera vez que Lali Espósito y Mariano Martínez son pareja en la ficción. Ella, más acostumbrada a hacer de hija, o mejor dicho, de huérfana, a los 23 años tendrá su primer protagónico en una historia de amor. Será Julia Albarracín (y más tarde Esperanza), una joven que se hace pasar por novicia para esconderse de sus perseguidores. Salida de las filas de Cris Morena, tuvo personajes entrañables en Rincón de Luz, Floricienta, Chiquititas y Casi ángeles. El año pasado, la pudimos ver como una de las hijas de Juan (Adrián Suar) en Solamente vos, también de Pol-ka. Por su lado, Mariano Martínez, ya posicionado como galán en la telenovela argentina, será Tomás Ortiz, un joven sacerdote que, con su guitarra, se hará cargo del coro del convento. Trece años mayor que Lali, a sus 36 años Mariano lleva protagonizados títulos como Son amores (2002), Alma pirata (2006), Son de Fierro (2007), Valientes (2009), y Los Únicos (2011).

Antes de reconocerse en el convento que propone Esperanza mía, los protagonistas se flecharán en un viaje en micro a Buenos Aires. Ella, con importantes papeles que le dejó su madre adoptiva antes de morir, dentro de su mochilita, y él, con guitarra al hombro a la vuelta de misionar por el norte.


Un convento de locas por la música 

El elenco de Esperanza mía, se completa en su mayoría por las monjas que viven en el convento de Santa Rosa. La madre superiora será Ana María Picchio, Gabriela Toscano será Sor Clara, y madre biológica de Esperanza, Carola Reyna encarnará a Sor Beatriz, Rita Cortese compondrá a Sor Genoveva, y Karina K, Vanesa Butera, Gipsy Bonafina, Laura Cymer, y Leticia Siciliani, serán el resto de las hermanas. Muchas de ellas, conocidas por brillar en la comedia musical porteña, no dejarán esta faceta de lado, ya que la novela contará con numerosos cuadros musicales. Fuera de lo hábitos, habrá numerosos personajes: Angela Torres, será una adolescente que trabaja en el convento, Tomás Fonzi compondrá a Máximo, un empresario inescrupuloso y hermano mayor del Padre Tomás. Natalie Pérez, será Eva, la novia de Máximo y ex de su hermano ahora devenido en cura, que odiará a Esperanza con todas sus fuerzas. Federico D’Elía encarnará a Jorge Correa, un policía y padre biológico de Esperanza, aunque él no lo sabe. También, son parte del equipo actoral Alejandro Fiore, Mónica Cabrera, y Malena Luchetti.


link: http://www.clarin.com/extrashow/Lali_Esposito-Mariano_Martinez-Esperanza_mia-El_Trece-Pol-ka-television_0_1304269934.html#





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