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Revista GENTE: "No la careteo, soy como soy" El año de Lali (Tapa) 21-12-16





Revista GENTE: "No la careteo, soy como soy" El año de Lali (Tapa) 21-12-16


“SÉ CUÁNDO ABANDONAR EL EGO: PUEDE SER MUY DESTRUCTIVO”

Lali Espósito: a solas con Gente, hace un balance del año

A solas con Gente, la cantante que se presentó en vivo en la Gran Fiesta de Atlántida/Televisa hace un balance del año que pasó (“Fue muy fuerte” ), cuenta lo que aprendió sobre el desamor y elige sus hits personales y profesionales del 2016. Bitácora de una chica de Parque Patricios en tiempos de éxito: “Necesito gente que me diga la verdad”.



Aunque la puerta de su camarín permanece cerrada, desde afuera es posible detectar la presencia de Lali Espósito. Faltan apenas unos minutos para el miniconcierto que dará en la fiesta de fin de año de la Editorial Atlántida/Televisa en el Hipódromo de San Isidro, y la cantante aprovecha para calentar sus cuerdas vocales. De pie, frente al espejo, abre la boca y el sonido sale disparado como flechas: “A-a-a-a-a. E-e-e-e-e. O-o-o-o-o”.

Después de repetir el ejercicio un par de veces, se retoca el make up y agarra el micrófono. Ya está lista para el show. Uno más de los 50 que dio este año que, sin dudas, estuvo marcado por la música. De la mano de su segundo disco, Soy, Lali recorrió ocho provincias y nueve ciudades de Argentina. Con su gira internacional visitó ocho países: México, donde abrió tres shows de Ricky Martin (“Es muy generoso y buena onda”), Chile, Uruguay, Ecuador, Perú, Paraguay, España e Italia. Quizá por eso los medios se refieren a ella como “el fenómeno pop” y la definen como “arrasadora”.

“SOY LO QUE TANTO BUSQUE VIVIR”Lali Espósito arrancó el 2016 despidiendo varios proyectos que había iniciado el año anterior. El final de Esperanza mía en enero y, dos meses más tarde, mientras confirmaba su separación de Mariano Martínez tras cinco meses de noviazgo, el cierre de A bailar Tour en el Luna Park ante nueve mil personas.
“Algunos ya están llorando porque esto se termina. Yo soy fanática de los finales. Significan que uno tiene que superarse y seguir. Se viene algo mucho mejor”, prometió la popstar. Y cumplió. A fines de mayo sacó su segundo álbum: Soy, que en pocas horas se convirtió en disco de oro en Argentina, superando la venta de más de 20 mil unidades. En agosto estrenó Permitidos, la comedia romántica que la posicionó como una figura de peso para el cine nacional. Un mes después lanzó el Soy Tour con cuatro shows en el Teatro Opera Allianz de Buenos Aires.
Las localidades se agotaron en horas. Lo que siguió fue una gira por América Latina y Europa que no le dio respiro: del avión al escenario y del escenario al hotel. Tan adrenalínico como cansador. Noviembre la sorprendió con otra buena noticia: fue elegida como Mejor artista de América del Sur en los MTV Europe Music Awards. Para rematar el año, se animó a ser jurado del Bailando (en reemplazo de Pampita) en diciembre. “Me faltó ponerme un parripollo”, bromea Lali. Y sigue: “Por suerte el balance es positivo. Este fue un año bisagra y de mucho aprendizaje para mí. Me siento distinta al año anterior. Algo me pasó”, asegura.
–¿En qué sentido te sentís distinta?
–Cumplí 25 y me doy cuenta de que estoy más grande. Noto en mí los valores que me inculcaron mis padres y me siento verdadera, diciendo lo que pienso y bancándomela. En lo profesional, compuse canciones desde un lugar en el que nunca había escrito. En mi primer disco, A bailar (2014), hablaba sobre cosas más banales. En cambio, este es más genuino. Por eso se llama Soy: tiene que ver con estar siendo la persona que creo que voy a ser el resto de mi vida o, al menos, parecida.
–En uno de tus posteos de Instagram escribiste: “Como dice un amigo: ‘El que se acostumbra pierde’”. ¿Cómo hacés para no acostumbrarte a lo que generás en tus seguidores?
–Es difícil. Pero llegar a un lugar y que te reciban 200 personas no puede ser costumbre. No es normal. No sé si soy del todo consciente, pero trato de mirar. Durante los shows presto atención a las caras a las personas. Estoy re pendiente de quienes pagaron para verme. Miro. Observo. Ese es mi momento. Si no me conecto con eso y salgo a hacerme la cantante, algún día voy a aburrirme.
–Entre tantos éxitos, ¿cuál es tu receta para domar tu ego?
–Yo trato de aliarme con el ego y de caminar a la par de él. En el escenario lo necesito para confiar en mí: tengo que sentir que mido 1.90 y que soy capaz de dar un súper show. Después, cuando estoy en una comida con amigos o con mi familia, lo dejo a un costado: puede ser muy autodestructivo.
–¿Nunca sentiste que se te subió divismo a la cabeza?
–Yo tengo como un pánico a dejar de sentirme yo. Me alejo de la gente que es arrogante o agrandada, no me gusta estar en ese lugar. Si todos me dicen que soy linda y me halagan permanentemente, empiezo a sentirme incómoda. Necesito gente que me diga la verdad. Cuesta, pero lo prefiero mil veces.
–¿No te molesta que alguien te diga: “Hoy estuviste medio flojita”?
–No. Y con mi equipo pasa todo el tiempo. Me dicen: “Tal cosa podrías haberla hecho mejor”. Yo los escucho. Siempre estoy tratando de mejorar. De eso se trata, ¿no?
–Para el afuera da la sensación de que todo te sale bien. ¿Tenés algún secreto para capitalizar los momentos críticos?
–Cuando atravieso una situación difícil intento encontrarle lo positivo, pero porque el resto de mi vida es positiva: mis amigos, mi familia, la gente que trabaja conmigo. Si todo fuera negativo, capaz me lo tomaría diferente. Por otro lado, no sé si es un secreto, pero a mí me aliviana mucho ser auténtica. No hago un personaje. Lo que se ve de mí es lo que soy. Y creo que eso me permite surfear los momentos malos desde el lugar más honesto que tengo, que es mostrarme como soy. No la careteo.
–La letra del tema Ego, del que hace poco presentaste un videoclip, dice “Ya nunca más voy a decir ‘Es para siempre’”. ¿Ese es uno de tus aprendizajes de este 2016?
–Sí. Es un poco desalentador, ¡perdón! La canción habla de una desilusión muy fuerte. No es tan autorreferencial, pero sí me hago cargo de haber sentido: “Nunca más voy a enamorarme”. Fue un momento de mi año. Un error del desamor. Después se me pasó y ya estaba diciendo: “Quiero enamorarme de nuevo”. Es una canción muy sentida y tiene un mensaje superpositivo al final: de superación, de cruzar hacia algo mejor.
Por Flor Illbele. Fotos: Christian Beliera

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